Prólogo del sin juicio
Entrado en las tantas horas del atardecer, siento el insufrible dolor de un presagio maligno que me obliga a escribir el susurro imperceptible de la muerte. Es tal vez el último llamado al silencio que nos queda por respirar, en los ahogados campos de la expresión. Lo verdaderamente importante de lo inútil – la poesía.
Sin ningún tipo de cuidado estético (constructivo o deconstructivo), mi poesía es el reflejo atroz del abandono; lo que me queda por enviudar. Todo quedará tergiversado por la oscura capa de la angustia (vicio o visión judeo-cristiana de lo moderno), o de la no esperanza, (Todo).
Al servicio del lector, queda este prólogo de fantasías irrespetuosas y banales. Mi antiguo juicio me condena, y a la vez, me aconseja llamarme al silencio del que no debí haber salido nunca. «El consejo es bueno, y mi soberbia es aún mayor» ¿Qué debilidad me obliga?
La suma o mezcla –como prefieren algunos-, está formada por textos que no tienen cabida en otro corpus; por tanto he decidido, motivado quién sabe por qué o por quién, publicarlos –eliminarlos de mis preocupaciones. Así podrá usted, mi querido lector, encontrarse con una variedad poco aceptable para el buen gusto –que espero, con mucho agrado, sepa usted despreciar y aborrecer. Algo a tener en cuenta:
“En ocasiones, las flores crecen entre la mierda”.
(Lo cuál no quiere decir que, cultivando mierda o escribiéndola, vaya uno a obtener por suerte o por fortuna del gusto del lector especializado, un bello jardín de flores; o a la larga, sea uno merecedor del ingente intítulo de “Doctor honoris causa”).
POEMAS ALTANEROS es un buen título (creo yo que así creen otros que dicen creer) para definir el contenido de este cuadernillo de los horrores “¿A quién reclamar por mi insolencia de trágico falseador?” En fin: _ “¡Que la gracia divina los proteja de todo posible contagio! Amén”.
Sin ningún tipo de cuidado estético (constructivo o deconstructivo), mi poesía es el reflejo atroz del abandono; lo que me queda por enviudar. Todo quedará tergiversado por la oscura capa de la angustia (vicio o visión judeo-cristiana de lo moderno), o de la no esperanza, (Todo).
Al servicio del lector, queda este prólogo de fantasías irrespetuosas y banales. Mi antiguo juicio me condena, y a la vez, me aconseja llamarme al silencio del que no debí haber salido nunca. «El consejo es bueno, y mi soberbia es aún mayor» ¿Qué debilidad me obliga?
La suma o mezcla –como prefieren algunos-, está formada por textos que no tienen cabida en otro corpus; por tanto he decidido, motivado quién sabe por qué o por quién, publicarlos –eliminarlos de mis preocupaciones. Así podrá usted, mi querido lector, encontrarse con una variedad poco aceptable para el buen gusto –que espero, con mucho agrado, sepa usted despreciar y aborrecer. Algo a tener en cuenta:
“En ocasiones, las flores crecen entre la mierda”.
(Lo cuál no quiere decir que, cultivando mierda o escribiéndola, vaya uno a obtener por suerte o por fortuna del gusto del lector especializado, un bello jardín de flores; o a la larga, sea uno merecedor del ingente intítulo de “Doctor honoris causa”).
POEMAS ALTANEROS es un buen título (creo yo que así creen otros que dicen creer) para definir el contenido de este cuadernillo de los horrores “¿A quién reclamar por mi insolencia de trágico falseador?” En fin: _ “¡Que la gracia divina los proteja de todo posible contagio! Amén”.
NOTA AL LECTOR
Usted, lector acostumbrado a la verborragia de la poesía oficial-local, no hallará en esto arte alguno. Lo mío, es sólo un soporte gráfico para exteriorizar el tedio que nos oprime. Esto es un espejo fragmentado de su propio reflejo. Aquí podrá encontrarse con algo (o casi nada) de la molesta tiranía del buen gusto; no está presente como tal, sino condensado en la furia de este ataque suicida (este o el otro que aquí escribió ya está muerto), sepan ustedes comprender.
Estas palabras, que ya no son mías, dejarán de estar esparcidas en el blanco de la hoja, para convertirse en el puño tierno que intentará sacarlos del adormecimiento en el que permanecen. De no lograr mi objetivo, créanme, tengo muy bien asumido el fracaso desde el primer día.
No soy poeta, ni tengo la más mínima intención de compartir mi tragedia, que es la de todos. No busco consuelo en el núcleo de algún círculo de escritores pseudo burgueses venidos a menos. Me guardo de las palmaditas de hombro que suelen repartir, gratuitamente, ciertos amantes de la cultura parasitaria. No hay en mí ninguna atracción forzada por falsas angustias que me lleven a querer cambiar el rumbo del mundo; ni tampoco, dedicarme a sembrar oscuras esperanzas en los campos híbridos de la experiencia. No estoy aquí para construir nada, ni hacerle las cosas más fáciles a nadie.
Estas son algunas de las primeras balas que contiene el tambor de mí revolver:
1) Muerte a todos los sistemas opresores.
2) Muerte a los íconos arcaizantes.
3) Muerte al alivio de las verdades absolutas y relativas.
4) Muerte a toda posible alienación.
5) Muerte a todo compromiso social.
6) Muerte a cualquier tipo de miedo, temor o cobardía.
El futuro será para los hombre de la talla de los dioses; para aquellos que sean capaces de crear el reino de lo todavía por crear, lo realmente nuevo bajo el sol.
Estas palabras, que ya no son mías, dejarán de estar esparcidas en el blanco de la hoja, para convertirse en el puño tierno que intentará sacarlos del adormecimiento en el que permanecen. De no lograr mi objetivo, créanme, tengo muy bien asumido el fracaso desde el primer día.
No soy poeta, ni tengo la más mínima intención de compartir mi tragedia, que es la de todos. No busco consuelo en el núcleo de algún círculo de escritores pseudo burgueses venidos a menos. Me guardo de las palmaditas de hombro que suelen repartir, gratuitamente, ciertos amantes de la cultura parasitaria. No hay en mí ninguna atracción forzada por falsas angustias que me lleven a querer cambiar el rumbo del mundo; ni tampoco, dedicarme a sembrar oscuras esperanzas en los campos híbridos de la experiencia. No estoy aquí para construir nada, ni hacerle las cosas más fáciles a nadie.
Estas son algunas de las primeras balas que contiene el tambor de mí revolver:
1) Muerte a todos los sistemas opresores.
2) Muerte a los íconos arcaizantes.
3) Muerte al alivio de las verdades absolutas y relativas.
4) Muerte a toda posible alienación.
5) Muerte a todo compromiso social.
6) Muerte a cualquier tipo de miedo, temor o cobardía.
El futuro será para los hombre de la talla de los dioses; para aquellos que sean capaces de crear el reino de lo todavía por crear, lo realmente nuevo bajo el sol.
SOMBRAS DEL ATARDECER
Esta vez la sombra vino a la tarde, y no como siempre por la noche.
Alejandra Pizarnik
Alejandra Pizarnik
Leed con el endurecido corazón de las rocas. Estas líneas desnudan el destino de un condenado. ¡Soy el hijo predilecto del fracaso!
I
El eco del plagio retumba en un corazón privado de cuerpo, las palabras del poeta mutilado diciendo: “Poco es el tiempo, y mucho lo que queda por hacer”.
En un rincón de casa o del mundo -fracción infinita de un universo paralelo al de los maleficios- se puede encontrar mi famélico cuerpo a punto de desaparecer. Casi no duermo. Los días son largos, y las noches lo son aún mucho más. (No tengo momentos de tranquilidad -nadie parece dar cuenta de mi estado -).
Los amigos de los días florecientes han olvidado el camino que los conducía hasta mí; pero yo no puedo, aunque quisiera borrar de mi memoria todos aquellos rostros.
II
Tiempo tengo, no mucho pero tengo. Creo que no es relevante contar las razones del por qué, la muerte o cualquier otra damisela, podría sorprenderme, de día o de noche, en el mismísimo lugar de siempre.
Un fantasma, alguien, un recuerdo, acaba de golpear mi mente; se trata de un borracho, un viejo amigo de andanzas. Su aspecto no ha cambiado desde la última vez. Llega hasta mí y toma asiento.
Para tal ocasión, descorcharé una de las mejores botellas que me quedan –no tengo pocas, pero si pocas buenas. (Usted comprenderá, el fantasma era un buen amigo).
Vueltas y más vueltas, y la botella se consume sólo mi alma, dejándome, cada vez más y más lejos de toda luz de esperanza.
III
Fulminado en la cama descansa mi cuerpo; mis sentidos se expanden, y todos los sonidos, olores y colores se funden formando un todo con mi alma.
El alcohol me libera o me vuelve prisionero del dolor que no duele, del aire que no respiro (porque también soy aire), penetro en cada poro de las paredes tristes de esta habitación. Los sigilosos muebles gastados por el no uso permanecen en el suelo, al igual que el cascajo que sujeta mi infinito espíritu. Porque también yo soy infinito, como lo es la nada.
IV
Si su curiosidad le arrastra a preguntarse: ¿Cuánto tiempo lleva de estar así? Pues no exagero si digo: dieciocho meses y veintiocho días.
(Simplemente una eternidad muy breve, absoluta y pura.)
Hasta hace unas horas, no había pensado que podía llegar a escribir esta especie de testamento –que por cierto, no lo es. Así es que, nadie se apresure en buscar entre mis cosas algo que le guste (por lo menos respeten la voluntad de un materialista).
V
Entre un abrir y cerrar de ojos, que no le doy carácter de sueño, la habitación me resulta desconocida. Hay media luz, no sé si es de tarde, o si está amaneciendo –no tengo reloj, me divorcié de él hace ya tiempo. Casualmente o no, todo me da vueltas; estoy más adormecido que de costumbre, y un terremoto sacude mi estómago.
Por lo que parece, Lucrecia hoy no vino. (Ya sé, usted se preguntará: ¿Quién es Lucrecia?)
Ella es un fantasma; algo más concreto, quizás, de carne y hueso, ¡y qué carne! Pobre Lucrecia.
Mi madre, que vive lejos de aquí, insistió en dejarla para que me ayude con la casa; pero sé también que le paga por cuidarme.
Lucrecia se encarga de todas las cuentas que llegan –por dinero no tengo porqué preocuparme, mi madre envía lo suficiente como para vivir cómodo.
(Que la envidia no se clave en su pecho).
VI
Mi fiel sirvienta. Ella ha sido madre y amante durante largo tiempo. En el pasado, solíamos tener momentos de dicha –que la imaginación ilumine su mente-, pero ahora ya nada es igual.
Ella limpia la habitación mientras estoy tirado en la cama; me mira –y lo sé- con lástima, como quien al paso mira a un perro callejero ensangrentado y agusanado. Eso me enfurece, prefiero que me ignore. No me gusta sentirme así.
Producto del alcohol que ha hecho embalse en mi alma, siento, a veces, el impulso de toma por detrás. Me contengo, pero la excitación dura. Cuando el diablillo se da cuenta, viene por mí.
VII
Con una especie de ternura infantil, se queda por ratos en una actitud contemplativa, terrible, hermosa, fugaz… Sus ojos negros profundos me penetran, navegan en el mar de mi angustia, se ahogan y manotean.
La magia se rompe, y ese vampiro me muerde. El dolor es agudo e insufrible.
VIII
El adormecimiento disminuye hasta casi extinguirse, como el sol al atardecer.
Mi cuerpo pide más, lo necesito. Entonces, busco en cada rincón, en cada esquina; un débil resplandor ilumina mi alma; está allí, espera por mí, la tomo –de a poco, porque hay que beber de a poco- mas luego, empiezo a sentirme mejor.
IX
Cuando estoy sobrio me gusta leer –mentira, no puedo-; me dejo envolver por las palabras que flotan en las hojas de algún libro. Hay varios, en este, mi mundo tan pequeño, diminuto, insignificante, pero a la vez tan mío.
La soledad en ocasiones duele, pero el dolor se cura o la herida que lo provoca se infecta y se pudre. Las heridas suelen ser muy confortables para los gusanos.
La bella Lucrecia ha hecho las compras. Pobre, sé que no le gusta verme así. Ella tiene la piedad de una hermana, o la de la madre que ya he olvidado. Sufre tener que ser ella, quien suministra gota a gota, el puñal fluido de mi suicidio. (Creo que es la primera vez que pienso en esto, será mejor olvidarlo). Quiero una copa, necesito una copa.
X
También fumo, esto me expande. Hoy por hoy, conozco el sabor de la nada. Debo confesar el no haber probado cosa igual.
Antes todo tenía sabor –era dulce o amargo. Todo tenía su color; todo era normal -fatalmente normal. La Normalidad aniquila los valores.
¡Quiero fumar! Espero que ella traiga lo que necesito. (Ella sabe que la limpieza no lo es todo).
Esto es la savia de la moral. La iglesia con sus inciensos me devuelven la niñez amada, tiempo en que fui otro en el Otro... ¡esto es la barbarie!, quiero volver al mundo. Mi vida se consume en las hogueras de la culpa. Estoy listo para la muerte final de mi alma, no quiero arder en las llamas del infierno. Satán ha sido el falso profeta de occidente. Quiero la muerte radical que redime al verso jamás dicho.
XI
La variedad me hace brillar. Mis labios, muy juntos, se doblan en una sonrisa que todo lo consiente.
Ella se multiplica por tres: madre, amante y consuelo, pues el alcohol, es mi consuelo.
Ya no recuerdo el porqué de mi angustia. Ella lo es todo para mí; no quiero que me llegue a faltar nunca…
-NUNCA se emparienta con eternidad, y yo no soy eterno -eso es lo que creo.
La noche tiene algo o mucho de nunca y siempre. No habrá sol infinito, algún día tendrá que morir. Mientras, yo puedo llegar a ser noche, antes que el sol nada. Pero, quién puede afirmar que nuestra existencia no es noche -eternamente noche-, porque todo es posible ¿o no?
Una estrella brilla en la inmensidad de la noche –acaso, ¿serán eternas las estrellas? Y cuando insensibles, ya sin preocupaciones, nuestras almas brillan en la noche sin sol, ¿seremos eternos? Empiezo a creer que si, o no, ya no lo sé…
Ella me inmortaliza, me sacude, me sorprende. Ella me posee y soy feliz; pero mi felicidad es efímera, como todo en mí. Me seduce y me hace el amor. Me abandona.
XII
Las horas mueren, una a una, sofocadas por el humo del cigarrillo, ahogadas, entre tragos y más tragos.
Ella hoy no vino, hoy no me escribió cartas; hoy está conmigo o en mí.
En la cama, esta carga cada vez más pesada; alrededor de ella, libros, botellas, mugre y más mugre. Pero ella llegará y me librará, me purificará de mis pecados. Pecados… ¡oh pecados! Ninguna de estas cosas me afectan; Dios no me permitirá que me afecten, soy su hijo. Ella siempre me dijo: Papá está en el cielo, y desde allí, él te protegerá.
Y si Dios no existiese, ¿qué es lo malo, y qué lo bueno? En mi mente confusa, jamás sabría distinguir. Hacer lo que me colma de placer, ¿es malo?; entonces, ¿ser infeliz es bueno o no? Sólo en mi angustia exijo algo, Dios tiene que existir.
Pero también yo podría ser un Dios; si él fuese yo -un ser tan importante, tan poderoso- estaría haciendo, tal vez, lo mismo que yo (Nada). Pues, si soy o es tanto como dicen, ¿por qué preocuparnos por los problemas de todos?, ¿quién se preocupa de nuestros problemas?
Bueno, pobre Dios; al menos yo la tengo a ella. No puedo siquiera dudarlo. Ella es mi Dios.
XIII
Luego de cuatro botellas, tropiezo, doy manos en ningún lugar, y finalmente caigo; algo golpea suave, cual cola de león, en mi cabeza –es un libro-, en el suelo yace abierto al azar, y en él, unos versos:
Dejaré esta rosa
en el abandono
el abandono
está lleno de rosas
Siento una relación íntima en esto. En el abandono de mí, hay preguntas: ¿quién es la rosa? ¿Qué es la rosa? ¿De quiénes son estas rosas?
Hace tiempo fui esa rosa, alguien me abandonó. Hoy comparto el abandono, pero la tiniebla es densa y resulta difícil distinguir a las demás rosas. Puedo sentir que están, clavan, como también yo debo clavar.
Será el abandono el lugar del encuentro. Este mundo, será el abandono. Pero, porqué fui abandonado por alguien. Quizás fui yo quien abandonó a alguien en ese lugar, que no es lugar.
Ella ha llegado, por fin; creí que no la vería jamás. Mi dulce Lucrecia, mi Dios, madre y amante.
XIV
Este lugar es mi jarrón, y ella ya está conmigo. Ojalá tenga un abrazo para regalarme. Siempre quiero un abrazo.
Últimamente, llega para levantarme del suelo. Quisiera saber si eso le molesta, si así fuera, por lo menos trataría, con gran esfuerzo, el caer cómodo sobre la cama.
Ella me desnuda y me cubre con las sábanas- es un gesto tierno, e insoportable. Sus manos sensibilizan todos mis demonios, excepto uno: el de la lujuria.
Mis brazos la buscan, pero ella nunca está lejos; le acaricio el culo, los pechos, la…
XV
Debo hacer un viaje y quisiera ir acompañado; pero sé que ella no está dispuesta. El laberinto está abierto por mis excesos. Los corredores no tienen palabras, ni colores, ni voces, ni luz. En él no se camina, sólo se cae. Es el abismo de mi existencia. Saber por donde uno pasa es imposible, siempre se tropieza, se cae y no duele. Es agradable, no hay recuerdos.
XVI
Matan al débil todos los vinos ensangrentados y el humo de los cuerpos que reposan en la tierra. Un día conquistaré esas tierras, y probaré de esos vinos; y la maldad, florecerá de mi alma.
Seré una rosa pequeña, frágil, y dueña de todas las espinas del universo.
XVII
Soy una copa, en mí brillan las memorias del diablo. Soy Dios, y también el diablo; soy yo, y soy todos.
Mi ser desaparece en las encrucijadas de sus conflictos.
Gritar no puedo
Soñar no puedo
Amar no puedo.
Pero puedo sentir y compartir mis miserias; puedo matar y no sentirme culpable (sus muertes hormiguean en mi pecho). Sus pecados son mi vómito, mi amargo y tibio vómito.
XVIII
Lucrecia hoy me entregó una carta. Es de mi madre, viene de…Sin abrirla, espero que ella se retire y la quemo.
XIX
Los días se evaporan, y las horas multiplican las sombras del atardecer. La inmortalidad, furiosa, se ríe de mí- pero lo hace en silencio.
Los colores se ocultan dentro de una botella, y sólo tienden a provocarme; me arrastro hasta ella, y la descorcho.
Fluidos de mil, ciento casi nada, elevados a la dulce pena de vivir gozando de mis pobres tristezas…
Ella llega para sacarme del mar de vómito en que flota mi corazón entreabierto. Me aprieta en un cristalino abrazo de gaviota herida, agonizante y empetrolada.
XX
No es estúpida; se ha dado cuenta de lo que hice con lo que me entregó. Se enoja. Pero no dice nada, nunca dice nada. Esperará una próxima, y cumplirá con su trabajo…
Y aún cuando mis piernas pateen;
Aún cuando mis puños
-a diestra y siniestra- golpeen,
El Fracaso insiste en negarme…
Aún cuando mis puños
-a diestra y siniestra- golpeen,
El Fracaso insiste en negarme…
I
El eco del plagio retumba en un corazón privado de cuerpo, las palabras del poeta mutilado diciendo: “Poco es el tiempo, y mucho lo que queda por hacer”.
En un rincón de casa o del mundo -fracción infinita de un universo paralelo al de los maleficios- se puede encontrar mi famélico cuerpo a punto de desaparecer. Casi no duermo. Los días son largos, y las noches lo son aún mucho más. (No tengo momentos de tranquilidad -nadie parece dar cuenta de mi estado -).
Los amigos de los días florecientes han olvidado el camino que los conducía hasta mí; pero yo no puedo, aunque quisiera borrar de mi memoria todos aquellos rostros.
II
Tiempo tengo, no mucho pero tengo. Creo que no es relevante contar las razones del por qué, la muerte o cualquier otra damisela, podría sorprenderme, de día o de noche, en el mismísimo lugar de siempre.
Un fantasma, alguien, un recuerdo, acaba de golpear mi mente; se trata de un borracho, un viejo amigo de andanzas. Su aspecto no ha cambiado desde la última vez. Llega hasta mí y toma asiento.
Para tal ocasión, descorcharé una de las mejores botellas que me quedan –no tengo pocas, pero si pocas buenas. (Usted comprenderá, el fantasma era un buen amigo).
Vueltas y más vueltas, y la botella se consume sólo mi alma, dejándome, cada vez más y más lejos de toda luz de esperanza.
III
Fulminado en la cama descansa mi cuerpo; mis sentidos se expanden, y todos los sonidos, olores y colores se funden formando un todo con mi alma.
El alcohol me libera o me vuelve prisionero del dolor que no duele, del aire que no respiro (porque también soy aire), penetro en cada poro de las paredes tristes de esta habitación. Los sigilosos muebles gastados por el no uso permanecen en el suelo, al igual que el cascajo que sujeta mi infinito espíritu. Porque también yo soy infinito, como lo es la nada.
IV
Si su curiosidad le arrastra a preguntarse: ¿Cuánto tiempo lleva de estar así? Pues no exagero si digo: dieciocho meses y veintiocho días.
(Simplemente una eternidad muy breve, absoluta y pura.)
Hasta hace unas horas, no había pensado que podía llegar a escribir esta especie de testamento –que por cierto, no lo es. Así es que, nadie se apresure en buscar entre mis cosas algo que le guste (por lo menos respeten la voluntad de un materialista).
V
Entre un abrir y cerrar de ojos, que no le doy carácter de sueño, la habitación me resulta desconocida. Hay media luz, no sé si es de tarde, o si está amaneciendo –no tengo reloj, me divorcié de él hace ya tiempo. Casualmente o no, todo me da vueltas; estoy más adormecido que de costumbre, y un terremoto sacude mi estómago.
Por lo que parece, Lucrecia hoy no vino. (Ya sé, usted se preguntará: ¿Quién es Lucrecia?)
Ella es un fantasma; algo más concreto, quizás, de carne y hueso, ¡y qué carne! Pobre Lucrecia.
Mi madre, que vive lejos de aquí, insistió en dejarla para que me ayude con la casa; pero sé también que le paga por cuidarme.
Lucrecia se encarga de todas las cuentas que llegan –por dinero no tengo porqué preocuparme, mi madre envía lo suficiente como para vivir cómodo.
(Que la envidia no se clave en su pecho).
VI
Mi fiel sirvienta. Ella ha sido madre y amante durante largo tiempo. En el pasado, solíamos tener momentos de dicha –que la imaginación ilumine su mente-, pero ahora ya nada es igual.
Ella limpia la habitación mientras estoy tirado en la cama; me mira –y lo sé- con lástima, como quien al paso mira a un perro callejero ensangrentado y agusanado. Eso me enfurece, prefiero que me ignore. No me gusta sentirme así.
Producto del alcohol que ha hecho embalse en mi alma, siento, a veces, el impulso de toma por detrás. Me contengo, pero la excitación dura. Cuando el diablillo se da cuenta, viene por mí.
VII
Con una especie de ternura infantil, se queda por ratos en una actitud contemplativa, terrible, hermosa, fugaz… Sus ojos negros profundos me penetran, navegan en el mar de mi angustia, se ahogan y manotean.
La magia se rompe, y ese vampiro me muerde. El dolor es agudo e insufrible.
VIII
El adormecimiento disminuye hasta casi extinguirse, como el sol al atardecer.
Mi cuerpo pide más, lo necesito. Entonces, busco en cada rincón, en cada esquina; un débil resplandor ilumina mi alma; está allí, espera por mí, la tomo –de a poco, porque hay que beber de a poco- mas luego, empiezo a sentirme mejor.
IX
Cuando estoy sobrio me gusta leer –mentira, no puedo-; me dejo envolver por las palabras que flotan en las hojas de algún libro. Hay varios, en este, mi mundo tan pequeño, diminuto, insignificante, pero a la vez tan mío.
La soledad en ocasiones duele, pero el dolor se cura o la herida que lo provoca se infecta y se pudre. Las heridas suelen ser muy confortables para los gusanos.
La bella Lucrecia ha hecho las compras. Pobre, sé que no le gusta verme así. Ella tiene la piedad de una hermana, o la de la madre que ya he olvidado. Sufre tener que ser ella, quien suministra gota a gota, el puñal fluido de mi suicidio. (Creo que es la primera vez que pienso en esto, será mejor olvidarlo). Quiero una copa, necesito una copa.
X
También fumo, esto me expande. Hoy por hoy, conozco el sabor de la nada. Debo confesar el no haber probado cosa igual.
Antes todo tenía sabor –era dulce o amargo. Todo tenía su color; todo era normal -fatalmente normal. La Normalidad aniquila los valores.
¡Quiero fumar! Espero que ella traiga lo que necesito. (Ella sabe que la limpieza no lo es todo).
Esto es la savia de la moral. La iglesia con sus inciensos me devuelven la niñez amada, tiempo en que fui otro en el Otro... ¡esto es la barbarie!, quiero volver al mundo. Mi vida se consume en las hogueras de la culpa. Estoy listo para la muerte final de mi alma, no quiero arder en las llamas del infierno. Satán ha sido el falso profeta de occidente. Quiero la muerte radical que redime al verso jamás dicho.
XI
La variedad me hace brillar. Mis labios, muy juntos, se doblan en una sonrisa que todo lo consiente.
Ella se multiplica por tres: madre, amante y consuelo, pues el alcohol, es mi consuelo.
Ya no recuerdo el porqué de mi angustia. Ella lo es todo para mí; no quiero que me llegue a faltar nunca…
-NUNCA se emparienta con eternidad, y yo no soy eterno -eso es lo que creo.
La noche tiene algo o mucho de nunca y siempre. No habrá sol infinito, algún día tendrá que morir. Mientras, yo puedo llegar a ser noche, antes que el sol nada. Pero, quién puede afirmar que nuestra existencia no es noche -eternamente noche-, porque todo es posible ¿o no?
Una estrella brilla en la inmensidad de la noche –acaso, ¿serán eternas las estrellas? Y cuando insensibles, ya sin preocupaciones, nuestras almas brillan en la noche sin sol, ¿seremos eternos? Empiezo a creer que si, o no, ya no lo sé…
Ella me inmortaliza, me sacude, me sorprende. Ella me posee y soy feliz; pero mi felicidad es efímera, como todo en mí. Me seduce y me hace el amor. Me abandona.
XII
Las horas mueren, una a una, sofocadas por el humo del cigarrillo, ahogadas, entre tragos y más tragos.
Ella hoy no vino, hoy no me escribió cartas; hoy está conmigo o en mí.
En la cama, esta carga cada vez más pesada; alrededor de ella, libros, botellas, mugre y más mugre. Pero ella llegará y me librará, me purificará de mis pecados. Pecados… ¡oh pecados! Ninguna de estas cosas me afectan; Dios no me permitirá que me afecten, soy su hijo. Ella siempre me dijo: Papá está en el cielo, y desde allí, él te protegerá.
Y si Dios no existiese, ¿qué es lo malo, y qué lo bueno? En mi mente confusa, jamás sabría distinguir. Hacer lo que me colma de placer, ¿es malo?; entonces, ¿ser infeliz es bueno o no? Sólo en mi angustia exijo algo, Dios tiene que existir.
Pero también yo podría ser un Dios; si él fuese yo -un ser tan importante, tan poderoso- estaría haciendo, tal vez, lo mismo que yo (Nada). Pues, si soy o es tanto como dicen, ¿por qué preocuparnos por los problemas de todos?, ¿quién se preocupa de nuestros problemas?
Bueno, pobre Dios; al menos yo la tengo a ella. No puedo siquiera dudarlo. Ella es mi Dios.
XIII
Luego de cuatro botellas, tropiezo, doy manos en ningún lugar, y finalmente caigo; algo golpea suave, cual cola de león, en mi cabeza –es un libro-, en el suelo yace abierto al azar, y en él, unos versos:
Dejaré esta rosa
en el abandono
el abandono
está lleno de rosas
Siento una relación íntima en esto. En el abandono de mí, hay preguntas: ¿quién es la rosa? ¿Qué es la rosa? ¿De quiénes son estas rosas?
Hace tiempo fui esa rosa, alguien me abandonó. Hoy comparto el abandono, pero la tiniebla es densa y resulta difícil distinguir a las demás rosas. Puedo sentir que están, clavan, como también yo debo clavar.
Será el abandono el lugar del encuentro. Este mundo, será el abandono. Pero, porqué fui abandonado por alguien. Quizás fui yo quien abandonó a alguien en ese lugar, que no es lugar.
Ella ha llegado, por fin; creí que no la vería jamás. Mi dulce Lucrecia, mi Dios, madre y amante.
XIV
Este lugar es mi jarrón, y ella ya está conmigo. Ojalá tenga un abrazo para regalarme. Siempre quiero un abrazo.
Últimamente, llega para levantarme del suelo. Quisiera saber si eso le molesta, si así fuera, por lo menos trataría, con gran esfuerzo, el caer cómodo sobre la cama.
Ella me desnuda y me cubre con las sábanas- es un gesto tierno, e insoportable. Sus manos sensibilizan todos mis demonios, excepto uno: el de la lujuria.
Mis brazos la buscan, pero ella nunca está lejos; le acaricio el culo, los pechos, la…
XV
Debo hacer un viaje y quisiera ir acompañado; pero sé que ella no está dispuesta. El laberinto está abierto por mis excesos. Los corredores no tienen palabras, ni colores, ni voces, ni luz. En él no se camina, sólo se cae. Es el abismo de mi existencia. Saber por donde uno pasa es imposible, siempre se tropieza, se cae y no duele. Es agradable, no hay recuerdos.
XVI
Matan al débil todos los vinos ensangrentados y el humo de los cuerpos que reposan en la tierra. Un día conquistaré esas tierras, y probaré de esos vinos; y la maldad, florecerá de mi alma.
Seré una rosa pequeña, frágil, y dueña de todas las espinas del universo.
XVII
Soy una copa, en mí brillan las memorias del diablo. Soy Dios, y también el diablo; soy yo, y soy todos.
Mi ser desaparece en las encrucijadas de sus conflictos.
Gritar no puedo
Soñar no puedo
Amar no puedo.
Pero puedo sentir y compartir mis miserias; puedo matar y no sentirme culpable (sus muertes hormiguean en mi pecho). Sus pecados son mi vómito, mi amargo y tibio vómito.
XVIII
Lucrecia hoy me entregó una carta. Es de mi madre, viene de…Sin abrirla, espero que ella se retire y la quemo.
XIX
Los días se evaporan, y las horas multiplican las sombras del atardecer. La inmortalidad, furiosa, se ríe de mí- pero lo hace en silencio.
Los colores se ocultan dentro de una botella, y sólo tienden a provocarme; me arrastro hasta ella, y la descorcho.
Fluidos de mil, ciento casi nada, elevados a la dulce pena de vivir gozando de mis pobres tristezas…
Ella llega para sacarme del mar de vómito en que flota mi corazón entreabierto. Me aprieta en un cristalino abrazo de gaviota herida, agonizante y empetrolada.
XX
No es estúpida; se ha dado cuenta de lo que hice con lo que me entregó. Se enoja. Pero no dice nada, nunca dice nada. Esperará una próxima, y cumplirá con su trabajo…
L O S C H A S C OS
DE MEDIA NOCHE
(Sin luna)
DE MEDIA NOCHE
(Sin luna)
I
El escarbanervio
pendular de tu sonrisa lacerante
mata el tiempo
e inmortaliza el alma.
II
Yo te di un ave
que volaba libremente
Tú, me diste el veneno
y la ocasión para beberlo.
III
De lo que pudo ser
el nacimiento del amor,
me entregaste
el corazón en flor
Y yo,
por cosas de no sé qué,
dejé que se marchitara
sin ofrecer
a cambio…NADA.
IV
Una vez,
tus lágrimas
ahogaron la ingenuidad
que mi alma
ocultaba con vergüenza.
V
Descubrí que el mundo
-rico en belleza-
hace de mí,
un triste observador
estancado
en los pantanos
del olvido y la soledad.
VI
El amor es un bálsamo
que armoniza los contrarios
que debaten
la integridad
de la
NATURALEZA.
VII
Las palabras juegan
y juegan
sin piedad
en ocasiones
descubriendo
sin pudor
en ocasiones
ocultando
con pavor
haciendo y recreando
los abismos
del lenguaje…
VIII
Anhelo: Edificaré
mi mundo
de espejos
sobre una montaña
de mierda.
IX
A cada paso que damos
cubiertos con la capa de virtud
el camino se va cerrando
bordeado por el error
y la niebla de la fatalidad…
Oh, vida, ¿qué más nos queda?
X
Millones de perras
montan un acertijo
a punto
de exclamación
llueven copulaciones
gritos
sangre y jadeos.
XI
Elecciones: saltaré
hasta el fondo gris- cielo
desde la esquina…
brillo argento
y Diana fría.
XII
Se poblará
el eterno universo
de versos ligeros,
y estallará
el más tirano
de todos los Reinos.
XIII
Ayer
murió una flor
Hoy
murió un colibrí
Mañana
el Mundo entero
habrá de llorar
su perdición.
XIV
Siete de oro
dos de espadas
tres de basto
( los ojos del jugador
se iluminan)
su rival-
la mejor de las jugadas
…ella,
siempre Gana.
XV
En sus jardines
florecerán mis flores
y en sus corazones
retumbarán mis versos invisibles
que son…
los versos:
de la Vida.
XVI
Rocío diurno: una gota
una cristalina
y hermosa gota…
una daga frágil.
XVII
Volará un ave Gris
soñará el sol
y soñará
con la hermosa Luna
Vivirán mis palabras
y vivirán…
en un verso-fuego.
XVIII
La ventana:
el espejo
ya no hace
lo que quiero
NO SOY YO
-creo-
XIX
Libertad,
expansión vital
de los sentidos
alcohol
drogas
o signo del bosque mítico.
EXPANSIÓN, compañeros,
…que la sangre vivaz
corra en torrentes de furia
¡ Libertad!
XX
Jueves de velorio santo
un niño y un ángel
me odian
más allá de la gloria.
BAZOFIA DEL DELIRIO
I
Alguien se contenta con caminar por los bordes del abismo de la locura ¿Quién podrá ser este mal parido que no respeta los límites del mundo establecido? Y el sol no repara en obediencias clandestinas, ni tampoco hace que las flores amanezcan con el cansancio de los siglos asesinos. Ella desconoce los motivos del tiempo. Ella siembra las estrellas antes de ir a la cama. Pero, la Luna tiene un rostro vacío.
II
El banquete de los tiranos de turno es perfumado por la carne que destila sufrimiento de pueblos. La palabra Libertad sigue siendo original y graciosa. El viento de la ciudad aletarga los pasos de los niños que sudan travesías.
Cómo es que el canto se ahoga entre los suspiros. Y el banquete alimenta el paladar agonizante del poder. Las sombras del parque se van perdiendo, por el callejón de los crímenes soñados ¿Y dónde estará Dios?
III
Hace poco tiempo, sentí que un fantasma me seguía; al pasar los días, me sorprendió saber de mi muerte por los diarios locales. Los cementerios huelen a mil fábricas de guerra. Los gorriones ya no vienen a beber de mi paciencia de burlador sin futuro. Qué bien se ve, cuando uno no siente culpa de su propia desgracia.
IV
El crepitar de los años no puede ser igualado, sino por las grietas desérticas de un rostro femenino, en los atardeceres de un ciclo opacal. El astro mayor se empieza a despedir de las pupilas del tigre, que llora ausencia de selva lejana. Todo puede acabar si uno así lo quiere, Todo.
V
Si nos ejercitamos en la danza del olvido, tal vez consigamos redimir la falta de tantos caprichos. Hay que probar con la locura. Hay que sacrificar sólo un día entre tantos; qué podría pasar de ser posible.
Ay, mi fantasía lunar y mis delirios de ocasión. Qué longitud tiene este reino de lo fatal, de lo trágico.
¡A transitar los caminos, y los compromisos al diablo!
VI
¨ Volver a los comienzos para obtener de la tierra el perdón que se quiere, -porque se quiere, es así. Yo busco el horizonte de las borracheras sin bar, y me voy perdiendo tras las faldas de una botella. Hay que volver donde mismo se estaba; no se puede vivir de las provocaciones gratuitas. En fin, Hay que regresar.¨
VII
La florista del infierno sabe de los estúpidos que se pierden en el camino. Ella y su amante viven de las lágrimas ajenas. Por qué sonreír y negar lo que realmente nos duele. Por qué falsear si se puede enriquecer ese momento tan inútil como nosotros. Dudar, nada más original. Sentir, es lo grato de la vida.
Precipitarse no es de juzgar ¡Quién pudiera, querido amor de siempre, apostar al azar del corazón! Quien podría condenarme. Nadie es lo suficientemente capaz como para venir a detenerme, acaso alguien tiene esa necesidad – pues que lo diga- si no que muera.
VIII
El monólogo de los brujos urbanos tiene palabras incomprensibles para mí: ¿qué serán? Los acertijos me adivinan en los refugios de la soledad. Mi locura resulta inofensiva ante los otros. Ya no sé, si es que, en algún momento supe de mí. Mi soledad, eso sí que es ofensiva. La furia de la razón ¡Vaya, qué enfermedad mortal! ¿O no…?
Queda aquí inaugurado un nuevo tiempo; tiempo en que la tiranía de las palabras marcará para todos, el comienzo de una gran era; para todos, sin excepción.
I
El azar
suele comulgar
con quienes juegan
a querer ser padres
Un tiro de dados…
Y la suma:
Cuatro
o cuarto – que no es menos-
Esto es la vida:
¡maldición de lo fecundo!
uno entre millares
Justo yo?
No pedí nacer
-aún así-
no es tanto lo que me tocó
(podría haber sido peor)
Como si nunca
de la nada hubiese venido
hay veces
que quisiera retornar
a ELLA
- sé que puedo-
mientras
me dejo estar…
Al fin
sé que todo esto
es sólo una Temporada
…y trato de sobrellevarlo.
Los Otros me salvan
y en ocasiones
me hacen de ruleta rusa
Ellos me quieren
con la ingenuidad que les toca
-pero el repartoAlguien se contenta con caminar por los bordes del abismo de la locura ¿Quién podrá ser este mal parido que no respeta los límites del mundo establecido? Y el sol no repara en obediencias clandestinas, ni tampoco hace que las flores amanezcan con el cansancio de los siglos asesinos. Ella desconoce los motivos del tiempo. Ella siembra las estrellas antes de ir a la cama. Pero, la Luna tiene un rostro vacío.
II
El banquete de los tiranos de turno es perfumado por la carne que destila sufrimiento de pueblos. La palabra Libertad sigue siendo original y graciosa. El viento de la ciudad aletarga los pasos de los niños que sudan travesías.
Cómo es que el canto se ahoga entre los suspiros. Y el banquete alimenta el paladar agonizante del poder. Las sombras del parque se van perdiendo, por el callejón de los crímenes soñados ¿Y dónde estará Dios?
III
Hace poco tiempo, sentí que un fantasma me seguía; al pasar los días, me sorprendió saber de mi muerte por los diarios locales. Los cementerios huelen a mil fábricas de guerra. Los gorriones ya no vienen a beber de mi paciencia de burlador sin futuro. Qué bien se ve, cuando uno no siente culpa de su propia desgracia.
IV
El crepitar de los años no puede ser igualado, sino por las grietas desérticas de un rostro femenino, en los atardeceres de un ciclo opacal. El astro mayor se empieza a despedir de las pupilas del tigre, que llora ausencia de selva lejana. Todo puede acabar si uno así lo quiere, Todo.
V
Si nos ejercitamos en la danza del olvido, tal vez consigamos redimir la falta de tantos caprichos. Hay que probar con la locura. Hay que sacrificar sólo un día entre tantos; qué podría pasar de ser posible.
Ay, mi fantasía lunar y mis delirios de ocasión. Qué longitud tiene este reino de lo fatal, de lo trágico.
¡A transitar los caminos, y los compromisos al diablo!
VI
¨ Volver a los comienzos para obtener de la tierra el perdón que se quiere, -porque se quiere, es así. Yo busco el horizonte de las borracheras sin bar, y me voy perdiendo tras las faldas de una botella. Hay que volver donde mismo se estaba; no se puede vivir de las provocaciones gratuitas. En fin, Hay que regresar.¨
VII
La florista del infierno sabe de los estúpidos que se pierden en el camino. Ella y su amante viven de las lágrimas ajenas. Por qué sonreír y negar lo que realmente nos duele. Por qué falsear si se puede enriquecer ese momento tan inútil como nosotros. Dudar, nada más original. Sentir, es lo grato de la vida.
Precipitarse no es de juzgar ¡Quién pudiera, querido amor de siempre, apostar al azar del corazón! Quien podría condenarme. Nadie es lo suficientemente capaz como para venir a detenerme, acaso alguien tiene esa necesidad – pues que lo diga- si no que muera.
VIII
El monólogo de los brujos urbanos tiene palabras incomprensibles para mí: ¿qué serán? Los acertijos me adivinan en los refugios de la soledad. Mi locura resulta inofensiva ante los otros. Ya no sé, si es que, en algún momento supe de mí. Mi soledad, eso sí que es ofensiva. La furia de la razón ¡Vaya, qué enfermedad mortal! ¿O no…?
¿MANIFIESTO?
Queda aquí inaugurado un nuevo tiempo; tiempo en que la tiranía de las palabras marcará para todos, el comienzo de una gran era; para todos, sin excepción.
I
El azar
suele comulgar
con quienes juegan
a querer ser padres
Un tiro de dados…
Y la suma:
Cuatro
o cuarto – que no es menos-
Esto es la vida:
¡maldición de lo fecundo!
uno entre millares
Justo yo?
No pedí nacer
-aún así-
no es tanto lo que me tocó
(podría haber sido peor)
Como si nunca
de la nada hubiese venido
hay veces
que quisiera retornar
a ELLA
- sé que puedo-
mientras
me dejo estar…
Al fin
sé que todo esto
es sólo una Temporada
…y trato de sobrellevarlo.
Los Otros me salvan
y en ocasiones
me hacen de ruleta rusa
Ellos me quieren
con la ingenuidad que les toca
Nunca es equitativo-
Yo no los quiero
-pero lo mío
sólo es capricho-
Creo en el Azar
(PERO NO EN ¨ El azar de las palabras ¨)
Digo y escribo
cuanto me lo permite
El Vocabulario
y lo que no…
que lo grite el silencio
el blanco de la hoja
El azar
es mi oráculo
y con frecuencia:
Viciosamente
encuentro
las doce formas de evadirme.
Ellos
los otros
Ustedes
están enceguecidos por el juego
lo niegan
no lo disfrutan…
Por suerte
El Azar
nos reconoce
a Todos
Todos somos sus hijos
y quizás
sus Únicos hijos
( Lo mejor
Sin Hermanos)
El acto
no siempre va
de la mano de la intención
La voluntad
no reconoce en nadie
a su amante
…él, se acerca por detrás
y la viola
-desvergonzadamente-
todos somos conscientes
TODOS!!
sin embargo
más de uno
quiere llevar su ERROR
al resguardo
de una fría
tumba
-Comunal…
II
Hojalata
al agua dulce de los pasos
en oscuridad perdidos
Multitud de Ojalases
al cielo infernal y buen casino
Casas de las luces
al no creer en vida
Vidrio al alcohol mojado
y lágrima unipersonal en tierra
( llegada)
llegar en tantas horas del silencio
Vicio de la contemplación vaciada
vicio- virtud
en capas de lupanar virginal
Amarillentos lujos
espantapájaros empantanados
vigilantes combativos
de los anocheceres nublados al sol
Corrección de los vocablos apagados
al mediodía
sin Luna
Melancolía del charco
pisoteado en piedras
Ensaladas putrefactas
locura de cintura cosmopolita
brillo
de las sales carismáticas
Descomposición
en compostura de hambrunas
Soltura al cuadrado
Musculatura de sol al amanecer
turbio frío estival
entre las piernas furtivas
de las doncellas barriales
fulminación
Con el de los ellos
entre casonas culiformes
-pico silvestre-
Piromaníacos atardeceres de Sade
floricultores acaramelados
en humedecidos cigarrillos
Casualidades
entre causalidades
entreveros de soplaviento taciturno
Destellos peatonales en los anales
la porción en totalidad
cuasi -pasos a la mar
Poetabarbinevado
al curso de los idiotas
o vacas hindúes
Prórroga al segundo en destiempo
Corrompido corrupto
corroído corredizo
en los bolsillos sin fondo
Chupa cabra norteño
chota cabra sureño
( combinación a la sanjuanina)
Chupa
chupa churros en leche masturbatoria
Birra tallada al gusto
de los vasos espumeantes –pedos
-sin dudas-
Trasbocación en lucero abierto!
III
Pirotérmico atornilladero caótico
en verde al paso inseguro
posesión indiablada incoherente
incolora
tras- emparentada con lujuria
besos a base de vaselina
pueril
putarranga
puntalada al puntal
semillero híbrido de flores abiertas
escuadra erecta a la vagina enrojecida
-jaque mate-
mate enyerbado al calor de las sábanas
hoja
yerba colombiana
fumador fumando lo no Fumable
juntador
de colillas al alba
( pobre)
inhumano hombre afeminado
caca en perro de afeitar
este mundillo agrada
sólo a los grillos
grillo
tilo
estilo
casualmente algunos tienen mente
metas de mente
metamorfosis
metafísica
violento
virulento en pausa lenta
lenteja
baño en los inodoros del olfato dormilón
una movilidad asqueada
atropella en fuego sucio
cartoneros apestados
por sus
miradas amorosas
piquete de rutas en ojos a ciegas
picotazo de culo relleno
en aceite vegetariano
anciano
pagano
pagador de impuestos al aire contaminado
hondonada de mierda sin gusto
psicoterapeuta neurotizado al Karma
acostándose con su mujer
que es la mía
y la de todos
Mañana recuerdo lo que me dijo
cuando no estaba
por poco olvido el vino
en que llegué
sin irme
posesión endiablada incoherente
por poco me caigo
digo
en el suelo
es par si do
por poco
y ando en algo.
IV
Pornolingüística
inocente turbación pos-adolescencia
ultradicto
corredor de lupazas contramiserables
al mando de
inoportunas guerrillas
de pseudogramáticas
alternas y anacrónicas
Lucha
exosistemáticas e hiperlunáticas
antropofagia
el higroverbo es una patología infracongestiva
intramorfología antropocéntrica
decadente insensibilidad
-choque-
murmuraciones antidiluvianas
en casa
diccionariscopio
para los supertirazos
macroléxicos
de misantropoginia
retrógrados alquimistas
en vía de subdesarrollo.
V
Hay un relámpago
aguardando
la TORMENTA
la CRISIS
el ESTALLIDO
la nueva forma
el esplendor –acaso-
Hay una plegaria
susurrando en el viento
-un anuncio en la voz del silencio.
La esperanza
ahogándose
en lo charcos
de la razón
Hay un sonido
opacando
el color del pensamiento
Hay un homicidio
esperando
la reafirmación
de mi existencia.
VI
Conocemos
al pequeño Tigre
creciendo
a la sombra
del adormecimiento
FATAL
casi TRÁGICO
CRIMINAL -si se quiere-
se alimenta
de la inutilidad seudopagana
aprende a rugir
privado de toda
LIBERTAD
sus garras se afilan
con la crueldad del perdón
sus entrañas
-la rebeldía en coro-
desean con fervor
devorar
el mal conjuro de los Poetas
Este pequeño tigre
odia la poesía
tanto como…
Sabe que
el nombre de la expresión
no ha sido inventado:
LA PALABRA justa
que hace de la fiera
El Hombre
El oráculo no miente
el alumno
es el suicidio del maestro
La mano
que alimenta al Creador
limpia siempre
el excremento
Falta tan poco.
Este
nuestro Tigre
ya camina
entre ustedes
-lo guía
el hedor poético
de algunos…
Quien se crea
a sí mismo Poeta
que arroje el primer puñal
( El apetito
de nuestro Tigre
no es ciego)
C U I D A D O
VII
Un abismo
se proyecta
una y otra vez
hasta
el punto
en que se pierde
hasta el infinito
La visión
se repite
focalizada
en la boca
de todo comienzo
Posible…