miércoles, 21 de octubre de 2009

SONETOS en Deshecho


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SONETOS en deshecho
Una parodia del modernismo en poesía
I
Borges no olvidó nombrar la Luna
Que aquel otro hombre, por descuido,
Hecho a cifrar lo que es prohibido,
Sacrifico su vida y su fortuna.

A mí me corresponde sólo una,
Y en ésto trataré de ser preciso,
-para poder dar con lo conciso-
Sin tener que topar alguna duna.

De las cosas del magno universo,
He querido nombrar a mi laguna,
Que es espejo y reflejo en verso;

Ella es mi fantasma al reverso
Y, en las horas de soledad gatuna,
El desgano cruel de mí ser disperso.
II

Entre la tristeza y la cruel distancia,
Hoy se debate un pobre amante
Buscando reconocer en qué instante
Su torpe corazón perdió importancia.

Ya no sabe de vivas alegrías
El que, en otros tiempos, derramaba
El amor y el cariño regalaba;
(De eso, sólo quedan poses frías).

Quiso arrebatar a esas noches
El sideral esplendor de la Luna;
Y sin temor a perder su fortuna,

Ensordeciéndose a los reproches,
Guerra contra lo que lo limitaba
Libró, mientras al amor le cantaba.

III

¿Por quién preguntar cuando todo pierda,
Entre saltos de angustia y dolor,
La gracia que supo brindar el amor,
En los días de la gloriosa izquierda?

Voy hacia el combate legendario
Sumándole esperanzas a mis sueños
Que entre balas buscan nuevos dueños,
En el azar que se traza a diario.

De la claridad lunar fui confesor,
Y en los templos de mi santa fe canté
La bellaza que crecía sin pudor.

Mi pulso no tembló frente al traidor
Ni lloró mi fusil cuando lo maté,
En los campos que ganamos con valor.

IV

Ya se abre en flor su piel desnuda,
Ofreciéndoseme al descubierto,
Todo lo que hay de bello y cierto,
Por debajo de su cintura muda;

Dos hermosas columnas sostienen
Con fortaleza de dios ese templo,
(Y sin encontrar de esto ejemplo,
Repongo: _ ¡hay que ver lo que sostienen!)

Entre humedad de besos ardientes,
Busco explorar lugares ocultos,
Donde por fin poder mostrar fervientes

Entre mezcladas sonrisas de fuego,
Entre labios y lenguas de vivos cultos,
Al encarnar simpáticos el juego.

V

¿Por qué beber de su boca de plata,
Si cuando al fuego de lo invisible,
Se teje el sueño de lo imposible,
En dulce cántico de escarlata?

El nutridor de vacío se percata,
En el fino cristal de lo intangible
En desnudez, del misterio inasible
Que en reflejo esconde la ingrata.

De entre la nula luz la esencia,
Del espejo a la gris pared salta;
Y del fondo en vil luminiscencia,

Se trasforma ya lo que fue presencia
En la extraña materia que falta,
Y que del todo hace la ausencia.


VI

En las noches de translúcido velo,
Los ávidos buitres del cementerio
Edifican el magno ministerio,
Sabiéndose cómplices del desvelo;
Fustigadores crueles del anhelo,
Van recreando el trágico imperio,
Dueños de los encantos y el misterio,
Sobre las vastas ruinas del consuelo.
Un reconocerse en algo mero,
Si nada queda sino el reproche,
En términos de lo bueno y certero
Que, tras dejar la gracia fulminada,
Viene de animar la voraz noche.
En fin: ¡todo es fuego, polvo y nada!

VII

En los altares de mis sueños puros
Vi caer en diluvio lo placeres
Desde lo alto. Y aún más, vi seres
Angelicales contra esos muros,
Aniquilando la fortaleza de
Mi alma empobrecida y calcinada
Por los amargos sabores de nada
En que, el tiempo se fue llenando de
Oscuras ceremonias olvidadas,
Entre cálidos cantos de seducción,
Tras rápidas señales ignoradas.

_ Los abismos mentales del engaño
Me coronan como rey de la traición:
¡Soy monarca tirano del antaño!

VIII

Se agita en frescura dentellada,
En pos del astro en impavidez,
De negros sueños hechos en viudez,
Tras el bostezo vasto de la nada.

(De los rayos la oscuridad minada;
Turbia sofocación de ingravidez,
Al tibio abrazo en desnudez,
De un triste trazo en pincelada).

Rostro fugitivo dado al vuelo
-fantasmagórico de existencia-,
Del reflejo en fuga tras el muro,

Moderador de cuanto cruel recelo,
Del tosco mundo hacia la esencia,
Va a extraviarse en el oscuro.