y llegas a mí en cada rayo de sol,
y me despiertas para recordarme
que más me vale pensarte que extrañarte,
más desearte que olvidarte;
y es tu sombra la que se diluye próxima a mí
a cada vuelta o revés de mis pasos.
Si mis pasos son silenciosos,
los tuyos son el silencio mismo;
y así me acostumbro a sentirte
ahí donde no estás.