sábado, 17 de agosto de 2013

Misterios y milagros

Hay un milagro que se repite cada noche
indiferente del mundo que nos ignora...
Creces con el misterios de la rosa en el poema
exhalando perfumes de exóticas tierras lejanas
y de pretéritos tiempos al hombre y sus dioses.

Naciente con el sol silencioso del Oriente
callas en el verso la vida transmutada en muerte
en ciclos sin fines descendientes de la noche
de las estrellas que señalan los cursos a seguir
en los océanos profundos del espíritu agitado. 

Mis hermanos

Tras compleja noche de andanzas 
residente a destajo de las madrugadas
con los cigarrillos húmedos por la lluvia
el sombrero ajado y gabán empapado
las petacas de alcohol a medio vaciar
estorbándose entre sí en fondo del saco. 

Camino agotando las calles y callejuelas
los callejones y los bares de mala muerte
las botellas, las sonrisas y las risas negras
las palabras, los tonos y los gestos bravos
las amenazas y complicidades con rufianes
los jugadores de la vida y los prestamistas
los traficantes, los adictos y las putas viejas
los muchachos con ansias entre los dientes
los asesinos, los pastores y sus ovejas...

los conozco y los trato en mi andar de a diario
en mi trajinar de noche y en las madrugadas
en mi errar de vagabundo saltando charcos
atravesando encrucijadas. Los bien conozco.
Pasajeros fétidos de una muerte santificada
los excomulgados del buen vivir, mi hermanos.

Invitación a la evasión

Hoy bien podría ser ideal 
para montarnos sobre un potro de origami 
a tomarnos el buque transatlántico. 
O, aunque más no sea, 
un submarino tomarnos.

Peces y pescados
hay en todas partes,
nomas hay que abrir los ojos,
tirar el hilo, la caña o el azuelo...
O bien meterles palos
y a la bolsa.

Hoy bien podría ser el día
en que aceptemos esa invitación,
esa que ya habíamos olvidado
en la puerta del refrigerador
de nuestro desgano.

Hoy podríamos salir
a caminar por los cableados,
de poste en poste,
sin temor a electrocutarnos
o quemarnos. O volar junto a las palomas
y acompañarlas en su rutina
de divertido bombardeo.

Hoy podríamos hacer tanto por nosotros,
que bien vale esta invitación a la evasión. 

Oficio de quererte tanto

Oficio de quererte tanto 
Soledad desquiciante 
de quererte aunque no te quiera
de invitarte antes de que llegues
pateando las puertas al entrar 
antes de que te poses frente a mí 
en silencio y casi sin mirarme...

Oficio de quererte tanto
Soledad desbordante
de extrañarte cuando rara vez
has decidido ausentarte
aunque más no sea por un instante
y ni siquiera respondes si hablo
dejándome como un loco
hablándoles a las paredes de casa.

Oficio de quererte tanto
Soledad asfixiante y amante
que de mi confusiones te visto
y de mis confesiones te desvisto
o te desvisto para evitarme
y evitarte salgas al mundo
a perseguirme y acosarme
cuando quiero en versos y poemas
escribirte y describirte o conjurarte. 

miércoles, 14 de agosto de 2013

Presente eterno

Hay un límite más acá del horizonte
una fina línea que divide lo que fue
de lo que pronto ha de ser
no más que un presente eterno.

Un arrojarse insolentes a la vida
un querer exacerbado y trascendente
un desearse en todas las formas
inclusos en las palabras y silencios.

Intuir en lo manifiesto la presencia
aprehender la gracia de lo divino
santificarnos en nombre de la vida
excitarnos, extraviarnos y ser uno.

Hay un límite más acá del horizonte
y está a cada instante recreándonos
culminándonos en pos de la belleza
para ser todos y todo en uno mismo.

Cual Albatros

Por el acantilado sensual que bordea tu sombra
voy a caminar a tientas cual albatros
sin prisa ni temor a caer
entre tus besos de mar
y tus abrazos de playa.

Quizás tu sonrisa de madrugada
valga más que la vida misma
o tal sea el precio que quiera pagar
por verme amaneciendo en tu mirada
desnudo. Improvisando a ciegas
este amor de náufrago embriagado.

Tanto y tal es este amor en mi pecho
de barco a velas tendidas rompiendo
contra las rocas filosas de tus pechos erguidos
sus maderos nobles de amante marino.

Negras Horas

Puede que tu silencio 
me sabe a naufragios 
a rocío que cae y besa 
el revés de una mirada
en esta noche tan oscura 
como la herida de los fracasos.

Puede que tu sonrisa
tarde toda una vida en llegar
pero al final llegue y reencarne
en los ensueños áureos
de este que aún espera
despierto a tu llegada.

Puede que tu mirada
abrace la llama que me enciende
que me calcine en mis desvelos
y que en las horas de negro hastío
me dejes llegar a ti
hecho cenizas en la madrugada.

sábado, 3 de agosto de 2013

Se cuenta

Se cuenta, muy en mi interior
que a cada estrella
se le debe un amor
y a cada nombre único de mujer
en el corazón enamorado
una rosa, una lágrima y una canción.

Se cuenta, que en la tersura de las pieles
se escriben historias
a impulso de besos
con la pluma voluptuosa de las pasiones.

Capítulos y capítulos
indiferentes del tiempo
se dedican a recrear cada encuentro
en la sabia de volúmenes y bibliotecas
de corredores y pasillos y anaqueles
tan infinitos como lo es el universo. 

El bar de las causas perdidas

En el fondo del bar de las causas perdidas
la cerveza caliente bulle
en los vasos de bordes rotos
de un pacto de sangre que sella
los labios de un solo sorbo...

Se prometen no volver a pronunciar
ciertos nombres sinónimos de desidia
mientras la música suena
como un zumbido de enjambre lejano
tapada por los gestos ciegos
del abandono y las mentiras
o el tamborileo de los dedos del fracaso.

Esta es la noche
no hay dudas.
El filo de la navaja corta el aire
lo envicia
y esculpe el epitafio de los sueños perdidos...

En el bolsillo de las deudas
aguarda el arma cargada...
Hay balas para asesinar
a cada día de la semana.

Mi vieja Remington

Renové a regañadientes la cinta de mi vieja Remington
y ahora me dispongo a escribir la historia que me cuenta
en mis andanzas por los márgenes sucios del mundanal
o por los bares del olvido y los sin nombres por olvidar.

Enciendo un cigarrillo y extiendo una sonrisa de desprecio
saco lustre a mis zapatos y ensayo unas palabras pardas:
"mi sombrero está mojado y mi verso está cansado"
pero me adapto a las penumbras y tecleo tamaña frase.

El teléfono perdido que no deja de sonar sobre el escritorio
y estas ganas de nada o casi nada o de whisky en las rocas
o de ginebra barata y maloliente entre mis papeles y cajones
resaca de una noche entre otras pasadas y bajo la misma lluvia.

Afueras las sirenas enloquecen y en neón empalidece
abajo el griterío histérico de la callejuela es de concierto
tomo el saxofón del abandono y resoplo mi melodía
el amanecer no tarda en llegar hasta mis pupilas irritadas.

Abro los cajones abarrotados de petacas y legajos
y de uno de ellos saco mi Bersa Thunder 380 cargada
reviso los bolsillos de mi saco en busca de una tarjeta
disco el número del encargado y lo cito en mi oficina.

Un enjambre de moscas hacen frente a una cucaracha
y la batalla se torna épica por un trozo de rosca amohosada
también hay restos de café en varias tazas rechazadas
y la maldita secretaria que no vine en reclamo de su paga.

Uno hace lo que puede en esta vida alocada y sin tiempo
uno da cuerdas al reloj cada mañana y desayuna diarios
o periódicos amarillos que le buscan la revancha a lo real
o se pelea cada semana por la cuenta a pagar del mercado.

Uno hace lo que puede y no siempre se puede mucho
pero igual trata de salir de los fondos de la oscuridad
cigarrillo entre los labios y el sombrero desempolvado.
Uno hace lo que puede. Lo demás se lo carga a cuenta. 

Lo imposible

Tener la sensación
de que la razón se desgrana
de que las ideas se disipan
en nieblas insustanciales
de no reconocerme frente al espejo
ni en las palabras
ni en el nombre que me nombra
así venga de tu boca...

No me reconozco en la palabra
ni en el verso
ni en el poema.

Alguien me nombra o me grita
a lo lejos de mi base real: ¡Andrés!

No hay respuesta. Estoy enloqueciendo.
¿Enloqueciendo de mi propia cordura?
No hay respuesta. Lo imposible me precede
me antela ante la duda.


Soneto irreverente

Borges no olvidó el nombrar a la luna,
que aquel otro hombre, en singular descuido,
hecho a cifrar lo que está prohibido,
sacrificó su vida y su fortuna.

A mí me queda señalar solo una,
y en esto trataré de ser preciso,
siempre que me sea dado el permiso,
para no romper con la calma diurna;

de entre las cosas del magno universo,
he querido nombrar a mi laguna,
que es el espejo y el reflejo en verso.

Mi laguna es la conciencia al reverso,
y en las horas de soledad nocturna,
el desgarro cruel de mí ser disperso.

Quimeras



En pleno vuelvo
muy cerca del sol
uno arde en quimeras
muere
y se da en caída libre...

la metáfora
se ha consumado al fin
una vez más
el texto es negra tumba
único espacio posible
para andarnos.

Otra vez la nada
me traga de un sorbo
me desmembra
y me hace
palabras sin voz.

Angustias mortales



Arropado en angustias mortales de amor
el joven agota las páginas de un libro
tal vez sea de negras noches o hechicería

y encerrado en el altillo vacuo de su dolor
entreabre las ventanas de la confusión
dejando pasar la fría muerte como si nada.

Vuelve y una otra vez a sus amadas letras
andando y desandando las pálidas páginas
encegueciendo su mirada con lágrimas negras
brotadas del centro mismo de su pobre corazón.

Tan ciego tan sordo tan necio y tan nada
no se ha percatado de la oscura presencia
revoloteando en las sombras de su tristeza
acechándolo desde lo profundo del miedo.

Ya torpe su ánimo en el desvelo muy largo
cierra el volumen sacro de los nombres todos
y mirando en su ceguera hacia lo más alto
grita con voz desgarrada al Altísimo del cielo:

_ ¿Cuántas veces he de caer en la trágica trama,
cuando bien sé que su amor es de fuego y nada?
Y entonces la negra bestia sin pensarlo si quiera
en la sorpresa y espanto se da en contestarle:


_ Siempre. Siempre. Siempre. Siempre.

Flores mustias – Variantes


Hay tantas heridas lacerantes 
tantos dolores escarbando 
en lo profundo del alma
que de conocerlo todo 
de la cuna al ataúd 
huiríamos de un solo salto. 

Amargas lágrimas habremos de derramar
en los entierros hondos del corazón
empozando bajo las sombras

las flores mustias de la memoria.

*in memorian de las víctimas gallegas de la tragedia. 

Mustias flores negras



¿Cuántas lágrimas hemos de derramar
en los entierros hondos del corazón
donde se empozan entre las sombras
mustias flores negras de la memoria?

Hay heridas tan lacerantes para el alma
tantos dolores escarbando lo profundo
que de conocer todo desde la cuna al ataúd
huiríamos en un solo vuelo de esta vida.