sábado, 3 de agosto de 2013

Angustias mortales



Arropado en angustias mortales de amor
el joven agota las páginas de un libro
tal vez sea de negras noches o hechicería

y encerrado en el altillo vacuo de su dolor
entreabre las ventanas de la confusión
dejando pasar la fría muerte como si nada.

Vuelve y una otra vez a sus amadas letras
andando y desandando las pálidas páginas
encegueciendo su mirada con lágrimas negras
brotadas del centro mismo de su pobre corazón.

Tan ciego tan sordo tan necio y tan nada
no se ha percatado de la oscura presencia
revoloteando en las sombras de su tristeza
acechándolo desde lo profundo del miedo.

Ya torpe su ánimo en el desvelo muy largo
cierra el volumen sacro de los nombres todos
y mirando en su ceguera hacia lo más alto
grita con voz desgarrada al Altísimo del cielo:

_ ¿Cuántas veces he de caer en la trágica trama,
cuando bien sé que su amor es de fuego y nada?
Y entonces la negra bestia sin pensarlo si quiera
en la sorpresa y espanto se da en contestarle:


_ Siempre. Siempre. Siempre. Siempre.

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