Cruzando el charco solo hay frío.
Una genealogía del frío
inmemorial y metafísico.
Queman a razón de ser hielo abrazador,
materia insípida y hasta somnolienta,
desiertos de un tiempo mitológico
que necesitan para recobrar relevancia
y hacerse con un derecho divino.
Cruzando el charco no hay nada;
es en vano buscarse en raíces inciertas.
Solo hay vacío, ni siquiera en ánfora.