Ya no endulzan tus palabras
mi desespero por no tenerte,
¿dónde estás, dónde te has ido?
Que sepas
que te has ido con partes de mí,
dejándome a mitad
de mi propio entierro:
¡Ya ni la muerte me alcanza!
¿Cómo querría algo a media?
Mi vida se ha diluido en silencios
y letras que recrean tu ausencia.