domingo, 29 de septiembre de 2013

Hermano y padre Che

Te han dicho
hermano y padre Che
en tu inmensa sonrisa
en tu cósmico andar entre los sueños
en tu heroico coraje en los combates
en tus horas de gigante en el asma
o en más allá de la Sierra Maestra.

Naciste cifra universal y estrella
en la ternura del mítico hombre
que vive y siente
que lucha y muere
por un futuro a forjar a balas
en el solo sacrificio del presente.

Hiciste en tu carne propia
los atropellos a los más débiles
a los desamparados
a los olvidados de todo rincón.

Fuiste para ser siempre
cifra digna que brilla
en la eternidad de tu nombre.

Esfinge soberbia

Sé del botón gustoso en mí
que estalla a la luz de tus labios
cuando tu boca de antojos
abraza quemante
el pétalo frágil y terso que envuelve
la esfinge soberbia de raro tallo
que crece en su vigor y sin espinas
y que tú agotas, en el gota a gota,
cual si fuera inagotable fuente
o cual si tal, el rocío de la mañana.

Multitudes

Soñarte aún en medio de las multitudes
ha sido sembrar pesadillas en la soledad
así como cuidar de las rosas de mi jardín
en el gozne de madrugadas y amaneceres.
Desandar absurdos de historias primeras
donde no hubo génesis ni habrá revolución
así de oscuros han sido mis pasos en esta tierra
así de pobre mi alzarme en armar por este amor.


Algunas veces

Algunas veces me invito a soñarte
y me quedo a mitad de camino
entre tus besos y mis ganas amarte.

Algunas veces me pierdo en un libro
entre tus ojos y mis ganas amarte.
Algunas veces te busco en un hueco
entre mis sábanas y mis ganas de amarte.
Algunas veces me duermo en tus brazos
entre mis versos y mis ganas de amarte.
Algunas veces me da por tocarte
entre mis dedos y mis ganas de amarte.
Algunas veces me viene un frío de abrigo
entre tu piel de ausencia y mis ganas de amarte.
Algunas veces despierto mojando el vacío
entre tu sexo de noche y mis ganas de amarte.
Algunas veces acudo a tu encuentro
entres tus ansias y mis ganas de amarte.
Algunas veces acuno el deseo en la noche furtiva
entre tus senos turgentes y mis ganas de amarte.

Algunas veces
Algunas veces...
me supera la soledad de las noches heladas
entre las yagas de la nada y mis ganas de amarte.



Me enciendo y te enciendo

Me enciendo y te enciendo
y acaricio hasta tu sombra
en este ida y vuelta y revés
y reverso de almohadas
y sábanas de seda hervientes.

Busco y doy con tus labios
y el beso y la caricia en la mirada
van a contra reloj de los placeres
y derriten albas y clausuran días
y detienen noches
y hasta incluso las despedidas.

Siento y me sientes
y por un momento
ahora que nos fundimos
y crepitamos como las llamas
de los dos que fuimos pasamos a uno
el verbo calla y el gemido cede
los estertores brillan
y las manos buscan...



El rito

Cumplido el rito
de amarnos y amar
bendito sea tu nombre
en el silencio
y los abrazos santificados
y los besos en libaciones 
para tu cuerpo
que es mi templo y mi plegaria...

Cuando me entrego a la meditación
a las sombras de tus misterios
entre tus piernas
y la revelación.



Y te pienso cuando no

A veces tardas días en llegar
a veces tardas meses
y otras años


pero al cabo sé que vendrás
que del verso
no puedo desesperar
que del poema
no puedo renegar
que del juego de palabras
no me bajo
que del azar que me dispara
no moriré...

y cada tanto
me recuerda que te pertenezco
que mi entrega es poca
y que la fe es insuficiente
y te vivo cuando estás
y te pienso cuando no.

Los amores idos

Me huele a engaño 
la rosa marchita
el jardín ahogado 
las lágrimas podridas
el desencanto acabado 
la poda de sueños
el jardinero del tiempo
el cantero de besos
la regadera de sueños
las tijeras de ganas...

Me huele a engaño
el desvelo sin verte
la luna sin aullidos
los pasajes sin sombras
las piedras sin moho
las hierbas sin roses
el rocío sin noches
los sapos sin lengua
la muerte sin velos
la vida sin vida ni amor...

Me huele a engaño
el jardín de los amores idos
de los árboles secos
sin frutos prohibidos
de los tallos sin espinas
de las ramas sin sombras
de los cielos sin estrellas
de los balcones sin suspiros
de Julietas malheridas
de Romeos mal muertos
de no me olvides oscuros
y de engaños mal olientes. 

Desgano amar

En tanto que tú le sacudes 
el polvo al desgano amar
otros le sacan polvo 
a los antojos acumulados noche 
los muebles resplandecen 
a la luz de las velas deseos
y las noches se apagan
en amaneceres coronados.

Indiferente el tiempo
de las hogueras que arden
otros se queman
y no piensan sino en ardores
otros se miran frente a frente
y por las espaldas
otros se llueven y se colman
de pasiones varias.

Y por cada sueño
que se viene en ruedo abajo
o por cada lágrima
que corren en el cristal de la ventana
de la nostalgia corriente
hay una igual o peor que tú
tragando llantos en silencio.

Y este invierno que no pasa

Y este invierno que no pasa
y si pasa nos aplasta y nos hunde
nos marchita en fría escarcha 
nos roba los colores y nunca los dolores
y nos transforma en puñales 
y en aceros afilados de rencores pasados
pero pasados cada vez más presentes
y entonces nos hacemos fantasmas
heridas, puñales y fantasmas...

Y quedamos en suspenso congelados
en suspenso a falta de ser prioridades
o prioridad urgente de vida que desborde
o que salte viva y urgente de sangre
o resplandezca tumbas o marchite flores
o le robe al suspenso el tiempo de muerte
o nos renazca vivos o nos sepulte muertos...

¿Y quién sabes de sino...
o de tal vez, tal veces?
Y este invierno que no pasa
y si pasa nos aplasta y nos hunde.

Ya no entiendo

Hay días que... más ya no entiendo
días de cada vez tan tú y menos yo
días de cada vez tan yo y menos tú
y ese cada vez más siempre olvido 
y es olvido de un casi tal vez nosotros

entonces me olvido como accidente
me recuerdo como olvido de tu mente
me reconozco tan ausente de todo
y me encuentro ya conmigo y sin ti
o en el tan irremediable desencuentro

y me pierdo en amarguras de duelos
o en los duelos tan negros de la duda
o en la certidumbre tan clara de un fin
de una despedida suspendida en el adiós
o en el adiós tan demorado en dolores

y te llegas y me llego heridas y llenamos
corazones tan desbordados de esta nada
y morimos de vivir tan vivos de ser muertos
de tantos silencios que se gritan sordos
de tan y tampoco que se escribe sin ganas. 

Hay dos

Hay dos que se buscan 
a contra voluntad de vuelta
que se niegan hasta desearse 
hasta la muerte en cada mirada
que saben de un pasado 
más tierno loco y apasionado
con cierto fin descolgado
y sin despedida para las pieles.

Hay dos que se hacen duros
a las más propias necesidades
que prefieren hacerse a la sordera
y no dejarse ver en la nada
que se apresuran al adiós
a falta de un "te quiero"
o más convenientemente
a un "aún" o un "todavía".

Hay dos que reniegan
del presente que ahoga
que suspiran por lo bajo
como mejor se saben
como mejor se llevan
en esto de ya no llevarse
porque la vida sigue
y el río no se detiene.

Hay dos que se sostienen
pues no saben del golpes ciegos
ni de recuerdos pasajeros
ni de arañar feroces silencios.
Hoy dos absurdos creciendo
cultivando proximidades
cuando se prometieron distancias
en medio de lo cercano. 

Bandera de rendición

Prisionero del sutil despliegue 
de besos en la piel. Se combate.
Se pelea por el sabor de la derrota
por plantar bandera de rendición 
en el vientre fértil de los deseos. 

La fe por la conquista... perdida.
La esperanza deshecha en suspiros
dibujada huida en siluetas de humo.
Un cigarrillo compartido entre dos
en pos de la paz inminente. El fin.

Par que se mutilan en uno. Dos.
Cifras en la cifra secreta, en la noche.
La noche del desvelo olvidado. Uno.
Marginados a la felicidad. Uno en dos.
Es el festín anhelado. La guerra. 

Espejos Quebrados

Donde los encuentros se conjugan
y los vientos se demoran en llegar
donde la muerte viste de mejor vida
y la gracia del día 
suaviza los dolores
y las heridas sanan
a fuerza de tiempo...

en esos lares he de gastar
las suelan de esta vida
andándome en espirales concéntricas
abarrotando espejos quebrados
diciéndome para no dejarme
en el olvido abandonado.

Poema a Jorge Luis Borges

Agoto infatigables
enciclopedias y atlas,
desde el Oriente lejano
al Occidente en llamas;
hartos volúmenes
de filosofías y versos,
desde los amarillos ocres
a las nebulosas rojas,
si es que acaso fueran tales,
y mi memoria fidedigna.

Se escriben

Se escriben hasta extinguirse en silencios
se agotan en la intención que les precede 
se buscan 
se tocan 
y se mutilan en las caricias.

Se prolongan en un gesto de ausencia
se quiebran... en la fragilidad
de sus notas ardientes.

Sé de todo cuanto nos alejas del nosotros
pretérito color y alma de la rosa en el poema.

Madrugadas

En este juego 
del te busco y me buscas
somos ambos los dos 
del aburrimiento 
sombras en franca huida 
del desencuentro.

Desvelos que acechan amaneceres
entres las caricias que gota a gota
nos llueven y mojan de a poco... todo.

Paredes
balcones
y zaguanes que nos imantan
que nos descubren
bajo el neón de las callejuelas
de inenarrables madrugadas
entre los besos ciegos
y los tanteos (e)videntes.

LAS TETAS DE UNA TAL LUCRECIA

__ En la nómina de las crónicas más violentas y lujuriosas de mi imaginario, hay de hecho varias Lucrecia; pero en definitiva, todas no son más que una sola y la misma. Lucrecia sin rostro ni apellidos, sin padres ni hermanos; Lucrecia en sí, sin mediodías ni medias tardes. Lucrecia de noche, Lucrecia de la noche. La que de entre todas las heroínas del Divino Marqués, hubiera sido la preferida. Lucrecia, mi Lucrecia.
__ Por las noches, y en los bares, se cuentan muchas de sus historias. Lucrecia vive en las bocas y en los antojos de todos los seres marginales, que al igual que ella, son hijos de las madrugadas de criminales deseos y anhelos. Lucrecia, la de los tantos amantes y ningún amor. Lucrecia, la fiel estampa esculpida al filo de los colmillos. La de la piel diamantina lustrada a saliva. La de cintura y caderas forjadas al fuego del sudor. Lucrecia de noche; Lucrecia de la noche.
__ Lucrecia tiene ese no sé qué... pero no lo tiene para nada escondido. Su mirada es tan penetrante como la noche, como la oscuridad misma de sus ojos noche. Su sonrisa es una mueca invisible de asesinos, de navajas afiladas al roce de ironías; su voz es un ronco ronroneo de gata en los tejados de los lupanares, y un suave y lejano crepitar de sueños sepultados. Lo mejor de Lucrecia es que en ella no hay misterios; ella es la encarnación del olvido, la ejecución a sangre fría de todas esperanzas desahuciadas. 

Me veo

Romper el hielo ha sido, es y será...
y en estos enredos me veo confuso
como aislado en refugios de guerra
descubierto, en la santa inocencia, niño.

Me veo saltando abismos despreocupado
antojado de esto y de aquello sin tregua
sin mayor razón dada a los desvelos
donde impotentes, los argumentos mueren.

Me veo paupérrimo en estas horas del sueño
de cabo a cabo atravesando interrogantes
y palpando a ciegas
una plegaria al viento...
me veo, en caída libre, pegado al ala
de un pájaro en vuelo, muerto.

Hay veces

Hay veces que me descubro 
siendo un beso en tus labios
y veces en que me encuentro
donde mejor... seguir andándote.

Hay veces que soy la sombra
que llega para mojar tu nombre
y hay veces que soy la noche
que llega para abrazar antojos.

Hay días y también noches
en que me busco en tu mirada
o en un gemido o en un suspiro
o en la humedad de tus sábanas.

El amor es ruego

Contigo el amor es ruego
ruego por encontrarte
por mirarte
por sentirte
por que me sientas...

En fin, en este amor
pierdo más tiempo en el ruego
que en el amarte como quisiera. 

INSOLENCIA DE LA LUZ

Tiempo hace ya,
yo era una sombra al descuido.
Tú llegaste para despertar en mí
todo cuanto estaba dormido.

Como quien por el sueño sometido
Entre sobresaltos de lujuria y pasión
En la fortaleza natural de tus caprichos
Sólo, hecho padre y filicida a la vez
Sin temor ni culpa, casi feliz
Muerto que de morir nada sabe
Olvidado de sí entre las negras piernas
Como sombras que van hacia la noche
En la embriagues vacía de los miedos
Yo, triste corazón entumecido por el frío
Al candor de tus besos brasas cenizas
He de volver como un fénix embravecido
Al rojo caudal sangre de la vida.

de "El baúl de las cosas olvidadas"

Hay un relámpago
aguardando
la TORMENTA
la CRISIS
el ESTALLIDO

La nueva forma
el esplendor –acaso-
Hay una plegaria
susurrando en el viento
-un anuncio en la voz del silencio.

La esperanza
ahogándose
en los charcos
de la razón.

Hay un sonido
opacando
el color del pensamiento.

Hay un homicidio
esperando
la re-afirmación
de mi existencia.

Callar y respirar

Escuchar a Chopin o a Mozart
o a Johann Sebastian Bach
y por una noche
solo por una noche
no derramar lágrimas
amargas como la hiel
por la crueldad inadmisible
del hombre en su ambición.

Elevarse sublime por invitación
y nota a nota
y en el vuelo de una partitura
flotar cercano a los solares
negros cuervos de Van Gogh.

¿Pero cómo hacerlo
mi alma sensible y grave
si cuando menos lo espero
me amanezco dando a luz
a un dolor y una mañana
y otra vez el día
me desborda en su locura
y la razón me niega
sus pequeñas cuotas de alegrías?

¿Cómo soñarme
en el sueño de los dioses
en los jardines floridos de Lesbos
o en los mármoles del Panteón
cuando hay miles y miles de almas
cayendo en los abismos
inexorables de la muerte?

¿Cómo serle indiferente
libro en mano
a cuanta miseria
nos desgarra la mirada?

¿Cómo emprender
el noble viaje con Ulises
o caminar por la academia
a la vera del austero Platón
cuando la muerte despiadada
se da en asalto y a traición?

Cómo y más cómo se agolpan
en mi mente y corazón
y a cada minuto nuevo que pasa
en este absurdo de muerte...

me susurran, me hablan y me gritan:
¡que ya no se puede más por hoy día!
en esta oscuridad de noche…
que ya no puedo más ni espero menos
y que por ahora será mejor
dormir en el intento, callar y respirar.

Se me sabe

Se me sabe saturnal y desprolijo
más hijo de la noche
que de Apolo el resplandeciente
más de la lira que del carcaj
más amigo de las musas que de las puta...

Se me sabe...
Se me sabe...

En fin, se me sabe saturnal y desprolijo.

Hay veces

Hay a veces que asumimos 
las formas del silencio
para no herir de muerte
a nuestra ausencia.
Hay veces... y otras y otras.
Pero estamos, estando.

Del tiempo de tu silencio

En lo que va del tiempo de tu silencio
se me ocurre penetrarte en un suspiro
pero no un suspiro cualquiera 
en el suspiro que dejas caer a mi paso
o en el guiño pícaro que te adivino.

Penetraría en ti más allá de tus labios
guiado por los dulces acordes de tu mirada
y danzaría miel fresco urgente y caliente
y te encontrarías en mí más allá de las pretensiones
de noble dama dueña y señora
y me hallaría en ti
más allá de mis deseos libertarios y revolucionarios.

Mis besos quedarían rehenes de tus pechos
sin posibilidad probable al rescate
mis manos serían los vigías
o bien los exploradores de tu naturaleza...
de tus terrenos salvajes
de tus selvas espesas
de tus noches mojadas
de tus llanos de pulidos
o de tus ríos y valles fluidos.

En lo que va del tiempo de tu silencio
el prisionero de tus caprichos de hembra altiva
se ha coronado en dueño de tus consentimiento
y en el artista escultor de tus sí sin muecas...

Ha hecho de tu alma
la capital de sus dominios
y de tu piel ha edificado
los altares del deseo
de tu sonrisa ha hecho
los amaneceres aletargados
y de tu perfume concentrado en las albas florales
las avenidas rápidas de las carias necesarias.

En fin
en lo que va del tiempo de tu silencio
en las confusión de los minutos y las horas
o en los delirios afiebrados de una luna enamora
la mecha encendida por la vida
apura en trancos o galope en llama
el ritmo desordenado de los cuerpos que se respiran
que se exhalan
y que se inspiran
o que se desbordan en caudales de latidos
o en explosiones volcánicas de noches y de días
o en los ríos de lava y saliva que se ahogan
en los mares bravos de nuestros orgasmos. 

sábado, 14 de septiembre de 2013

Se saben en las miradas

Se saben de mirada
de memoria 
se saben en la mirada
se besan y se tocan 
en las miradas 
hasta se comen 
con las miradas.

De miradas se conocen
y en las miradas
se dicen tantas cosas
que en el lenguaje
solo de las miradas
pueden saberse
de tanto que se conocen.

Pues sus miradas tienen lenguaje propio.

Se saben a tal punto
en las miradas
que se esculpen en el vacío
y hasta se pintan en la nada.

Tanto se saben
y se conocen
en las miradas
que cuando de noche
y en la oscuridad
ciegos se dejan de mirar
se adivinas ya sin mirarse. 

Tan desconsoladamente

Me sacude esta noche 
tan desconsoladamente
tan frágil en los gestos 
desesperados y anhelantes 
que se me hacen vívidas 
cada una de las notas 
de los Nocturnos de Chopin
en el genio de un Rubinstein.

Aunque no parezca

Te quiero avizorándonos en un mañana
preñándonos de sueños y esperanzas 
de contemplarnos a cada instante
en la mirada etérea de los astros, te quiero.

Te quiero con tus días de hastíos
y con los míos propios
esos que tanto te fastidian y colman...
con los tuyos, con los míos
con los que nos tocan a diario
por cosas que tienen más que ver
con las cosas que nos imponen extraños.

Te quiero tan íntima y abiertamente
tan sutil en tus formas extrañas
tan casual y sorpresivamente. Te quiero.

Te quiero aún cuando parece que no te quiero
cuando por esos días en que ando sombrío
taciturno, callado y frío... por esos momentos
también te quiero.

Te quiero tan personal
como impersonalmente te quiero
tan directa como indirectamente
como cuando escucho que alguien me hablan de ti
y se me llena el pecho de orgullo
y de estas ganas de quererte como ninguno.

Te quiero... no sé bien cómo, ni cuánto te quiero
pero... aprendo a cada día y a cada noche
y no me agoto, aún cuando a veces así parece.

De mitología

En el bravío arco que tensa un Ulises 
ella se transfigura en dulces melodías
calmando la sed del hombre y sus días 
cuando difícil le es el anhelado regreso.

De resplandor diamantino y soberbio
se alza en alas hacia los cielos plata
llena de algarabía y divina en gracia
cual flecha inmaculada por la diana

y se hace compañera de la madrugada
descifrándoles los sueños a las aladas
en los campos áureos de los tiempos
compenetrándose en los bellos cantos.

De navíos - Poética mínima

De navíos de soberbias velas y altos mástiles 
francos conquistadores sin tregua ni desmayo
surcando mares y océanos bravos, entusiastas.
A climas tropicales guía mi estrella infatigable
de ardientes y doradas playas en sus arenas.

Abrazadoras brisas que queman los recuerdos
y cultivan los extravíos en las pieles anhelantes.
El mar me arrastra tan pasional y embravecido
tan presto ha dejar en mis memorias extasiadas
las huellas imborrables de exuberantes placeres.

Cual gaviota - Poéticas mínimas

Como quien por el vuelo 
se alza contra los vientos
y bate orgullosa sus alas 

así la gaviota se escapa
buscando nuevos aires 
en brisas de otros cielos.

Navega en otros mares
grávidos como los rayos
o como las bellas nubes.

Cielos como blancas alas
que se abren y se cierran
en el plumaje de mi alba.

Mitológicas - Poéticas Mínimas

En profundas cavilaciones 
se desandan las sombras
de lo que pudieron y no ser 
sino huecos de las noches
agotando sin paz las hojas 
roídas por los sin tiempos
hechos a buscar y buscarse
en los mágicos volúmenes.

De sortilegios o de besos
de conjuros y hechicerías
la oscuridad abraza y reza
lo que siente como un golpe
de poderosa mano de un dios
o la de algún antiguo héroe...

¡He aquí a la soledad, desgarro
en las carnes mismas del alma!. 

Y de a poco

Y de a poco, todo se durmió como si nunca
como la misma nada que duerme en todos
hasta que un día tras un bostezo, despierta
dejándonos profundos, casi mudos, lejanos.

Llega el día, la tarde o la noche, cuando ya
de tanto querer como se quiso, queda nada
y quedan de más, también... los "te quiero"
entonces los labios no se muerden ni aman

pues tras las noches y los días, pasan años
y tras los años y los silencios tantos... nada.
Se sabe, y muy a pesar de habernos callado
que fue lo que mejor hicimos... Olvidarnos. 

Fumo y te enciendo

Ni bien apago el cigarrillo, te enciendes 
dibujas y desdibujas tu silueta ante mí 
y me besas en los labios a bocanadas.
Fumo y te enciendo hasta extinguirnos. 

Pero el tiempo juntos corre con ventaja
y nos volvemos ansiosos y dependientes
compulsivamente buscándonos siempre
sin contratiempo ni escusa, sin demora.

Ni bien apago el cigarrillo me enciendo
te dibujo y desdibujo en una gris silueta
y te beso en los labios, a cada bocanada.
Así, uno a uno, nos vamos consumiendo.

Proclama e invitación - Al pueblo de Siria

Hoy la palabra viste al verso en su plumaje
alzándose en vuelo de proclama e invitación.
Hoy mi verso bate sus alas en pos de asistir
a la olvidada en esta celebración de la vida:
¡NUESTRA HUMANIDAD! La flor de la belleza.

Hoy el poema se alza en proclama e invitación
a decir, a gritar y a sentir desde lo más propio
el sufrimiento de un pueblo hermano que vive
vive y sobrevive, a los más cruentos embates...
Hoy la proclama dicta: ¡NO A LAS GUERRAS!

¡NO A MUERTE REGADA ENTRE HERMANOS!
Canta, grita y ruge el alma desde lo más hondo
por asistir al reencuentro con lo más humano...
Canta, grita y ruge... alma poética en tu vuelo.
Proclama, invita y asiste al cabo a la dignidad.

¡Hermanos, compañeros... humanos al fin!
Quedan todos invitados a decir NO. A decir BASTA.
NO a las GUERRAS... y no a la MUERTE CRUENTA.
No a las mutilaciones, a los desmembramientos no.
No al hambre. Al capricho de los poderosos... ¡NO! 

A veces...

A veces, te busco en el beso 
que se demora toda una vida en llegar; 
y otras tantas, te encuentro besando 
la sombra de mi extrañarte. 
A veces, y otras tantas... 
te busco en una palabra, en un destello,

o en un rayo de luz que me llega
y me ilumina o me ciega. A veces... 

Desmesura Asesina

La verdad, no alcanzo a entender
hasta dónde somos capaces de llegar. 
Tanto odio, tanta desmesura asesina
tanto mirar para otro lado... 
indiferentes del nosotros mismos.

¿Cómo decir "te quiero" o un "te amo"
cuando hay tanto dolor en la sangre?
Hoy no he podido
mas que calzar las insufribles botas
cargar indestructible fusil de versos
y... una inagotable bolsa de palabras
urgente, necesarias y hasta olvidadas. 

Las flores

Me llueve a cántaros
desde adentro, la poesía...
pero también me seca, como el viento
desde el más allá de lo visible, en el afuera
esa sed nostálgica de nada que tienen muchos. 

Me abrazo sutilmente a una palabra
la estrujo fuerte contra mi pecho 
y le saco sinfónicos silencios
un brisa
ritmos acordes a los colores de la vida
a los saberes y sinsabores de los días
a lo magnánimo de la existencia, al amor
a la preñez de unos versos, a las miradas...

En fin, me brota a versos una flor
y mi jardín ya luce presto para primavera.

Fabula

He seguido sigilosamente a mi sombra
hasta adentrarme en tus silencios
y en ellos he dado con mi soledad. 

Pero algo en su gesto desolado
me dijo que ya no era la misma de antes.

Di media vuelta
cerré la puerta tras de mí
y esbocé en mi rostro una sonrisa. 

Quienes Fueron

Quienes fueron
dejaron sus pieles en las paredes
dejaron de llamarse y se inscribieron 
en el banco de una plaza, o en todas.

Quienes fueron
se silenciaron en el tronco de un árbol 
y a la sombra discreta de algún arbusto
se jugaron el pudor y perdieron.
Se desnudaron con las miradas 

cerrando promesas a besos.

Se juraron no madurar, y maduraron...

Quienes fueron
ya no son ni las sombras de lo pasado. 

Lo que quieras

Lo que quieras que te diga
te lo diré y punto, sin pausas.
Lo que quieras que te escriba
lo dejaré impreso en tu piel...
cargando la tinta bravía en inspiración
en el tintero húmedo de tus sombras.

Lo que te venga en ganas y antojos
déjamelo templando
ardiente en el filo de mis labios
caliente. Lo que quieras
cuando lo quiera.

Historia de un amor

Fue en enero. El sol brillaba en su cenit 
todo espejaba un resplandor de felicidad
las veredas, los adoquines y las acequias 
las plazas, los árboles y las flores. Enero. 

La iglesia nos lucía por dentro y por fuera
los vitrales exaltaban en fervor de santidad 
las imágenes vivas testificaban en secreto
y compartían con nosotros aquella comunión. 

Enero fue, y se quedó varado sin remedio
como nave sin velas esperando los vientos
como durmientes de las vías del ferrocarril
como piedras en el vientre de las montañas.

Se nos quedó enero en la piel y en la carne
y aguantamos veranos y algunos inviernos...
pero nos fuimos apagando en otoños iguales
y crepitamos al paso del tiempo que nos pisó

madurando soledades en las madrugadas.
Y se nos fue enero y quedamos septiembre
como punto de partida de adioses feroces
como plegarias calladas que fuimos nosotros.

Así se nos quedó enero, no importa ya tanto
solo un dolor que se nos pasará como nada
y nada quedaremos en un punto de reunión.
Enero fue. Fue en enero. Historia de un amor. 

Oda a la propia cara

¿Qué belleza horrenda es esconder un rostro?
Me declaro ignorante de los raros procederes
de neuróticos excesos, de fieros ocultamientos 
de rostros y cuerpos que se fingen identidad.

¿Qué vacío lleno de nada pretenden imponer?
No rompo ni rajo mi camisa por quien nada es 
por quien se desvanece tras engaños de vidas
por quien o quienes se sirven de la indiferencia.

¿Qué ha sido del humano rostro, del auténtico?
Hoy en día desfilan y desfilamos tras falsedad.
Falsa cara no es lo mismo que máscara común.
La máscara común nos abraza en su igualdad.

¿Pero, será que hemos evolucionado al ego?
Puede ser que no vea claramente la verdad
que me confunda y sienta solo un loco más.
Puede que me equivoque de mi propia cara.