domingo, 29 de septiembre de 2013

INSOLENCIA DE LA LUZ

Tiempo hace ya,
yo era una sombra al descuido.
Tú llegaste para despertar en mí
todo cuanto estaba dormido.

Como quien por el sueño sometido
Entre sobresaltos de lujuria y pasión
En la fortaleza natural de tus caprichos
Sólo, hecho padre y filicida a la vez
Sin temor ni culpa, casi feliz
Muerto que de morir nada sabe
Olvidado de sí entre las negras piernas
Como sombras que van hacia la noche
En la embriagues vacía de los miedos
Yo, triste corazón entumecido por el frío
Al candor de tus besos brasas cenizas
He de volver como un fénix embravecido
Al rojo caudal sangre de la vida.

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