Me suele suceder
de encontrarme con mi propia cordura
y no reconocerla. De no bancármela.
Me suele suceder
de jugarle bromas ácidas a mi destino
de echarme a reír cuando las lágrimas
han hidratado mi íntimo desierto.
Me suele suceder
que me olvido de todo
y la coherencia me lo recuerda todo.
Me suele suceder
que a cada día me reescribo
pues sino me olvido hasta mí mismo.
Me suele suceder
que a cada instante me sucede
lo mismo que si no pasara nada. Nada
me suele suceder.