domingo, 29 de septiembre de 2013

Del tiempo de tu silencio

En lo que va del tiempo de tu silencio
se me ocurre penetrarte en un suspiro
pero no un suspiro cualquiera 
en el suspiro que dejas caer a mi paso
o en el guiño pícaro que te adivino.

Penetraría en ti más allá de tus labios
guiado por los dulces acordes de tu mirada
y danzaría miel fresco urgente y caliente
y te encontrarías en mí más allá de las pretensiones
de noble dama dueña y señora
y me hallaría en ti
más allá de mis deseos libertarios y revolucionarios.

Mis besos quedarían rehenes de tus pechos
sin posibilidad probable al rescate
mis manos serían los vigías
o bien los exploradores de tu naturaleza...
de tus terrenos salvajes
de tus selvas espesas
de tus noches mojadas
de tus llanos de pulidos
o de tus ríos y valles fluidos.

En lo que va del tiempo de tu silencio
el prisionero de tus caprichos de hembra altiva
se ha coronado en dueño de tus consentimiento
y en el artista escultor de tus sí sin muecas...

Ha hecho de tu alma
la capital de sus dominios
y de tu piel ha edificado
los altares del deseo
de tu sonrisa ha hecho
los amaneceres aletargados
y de tu perfume concentrado en las albas florales
las avenidas rápidas de las carias necesarias.

En fin
en lo que va del tiempo de tu silencio
en las confusión de los minutos y las horas
o en los delirios afiebrados de una luna enamora
la mecha encendida por la vida
apura en trancos o galope en llama
el ritmo desordenado de los cuerpos que se respiran
que se exhalan
y que se inspiran
o que se desbordan en caudales de latidos
o en explosiones volcánicas de noches y de días
o en los ríos de lava y saliva que se ahogan
en los mares bravos de nuestros orgasmos.