Escuchar a Chopin o a Mozart
o a Johann Sebastian Bach
y por una noche
solo por una noche
no derramar lágrimas
amargas como la hiel
por la crueldad inadmisible
del hombre en su ambición.
Elevarse sublime por invitación
y nota a nota
y en el vuelo de una partitura
flotar cercano a los solares
negros cuervos de Van Gogh.
¿Pero cómo hacerlo
mi alma sensible y grave
si cuando menos lo espero
me amanezco dando a luz
a un dolor y una mañana
y otra vez el día
me desborda en su locura
y la razón me niega
sus pequeñas cuotas de alegrías?
¿Cómo soñarme
en el sueño de los dioses
en los jardines floridos de Lesbos
o en los mármoles del Panteón
cuando hay miles y miles de almas
cayendo en los abismos
inexorables de la muerte?
¿Cómo serle indiferente
libro en mano
a cuanta miseria
nos desgarra la mirada?
¿Cómo emprender
el noble viaje con Ulises
o caminar por la academia
a la vera del austero Platón
cuando la muerte despiadada
se da en asalto y a traición?
Cómo y más cómo se agolpan
en mi mente y corazón
y a cada minuto nuevo que pasa
en este absurdo de muerte...
me susurran, me hablan y me gritan:
¡que ya no se puede más por hoy día!
en esta oscuridad de noche…
que ya no puedo más ni espero menos
y que por ahora será mejor
dormir en el intento, callar y respirar.