sábado, 14 de septiembre de 2013

Varietés, olas y sirenas

¿Y si fuera que el mar sabe de tu nombre 
de tu historia y de las horas de tu regreso?

Si las arenas que me queman los pies 
son el recuerdo de un adiós que no se dijo
olas bravas que llegan y golpean duro
y abren pechos a la desolación de los días...

Entonces, como el sol, he de perderme calmo
en el agudo filo de las tardes, en el cobre cielo
en sueño rico, en las noches frías
en el desvelo vago o las brisas tímidas.

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Pero si en verdad, ni el sol ni la luna fueron
los confidentes de este amor en la tragedia
de tu partida hacia los negros horizontes
desde los puertos de la agonía en soledad...

entonces
que los faros cieguen y las rocas rujan
que los vientos rajen velas y partan mástiles
porque el que se fue surcando oleajes
en plena noche, extraviado ya para siempre
andará esclavo, poseso, embriagado...
entre los cantares seductores de las sirenas.